En Altos de Girasol, Fondo Adaptación convirtió la esperanza en angustia
Invierno de 2010 sin resolver en Puerto Colombia. Terreno de la urbanización, contrata por Comfenalco Valle, es inestable y el deslizamiento destruyó y averió las primeras 10 casas.
Por José Granados Fernández
Twitter: @JoseGranadosF
En medio de la sequía que agrieta una de las laderas del cerro Cupino y aunque no tiene agua potable en su casa, servicio que tampoco les llega a sus vecinos que, tan desesperados como ella, se metieron a vivir en Altos de Girasol, Zulma De la Hoz, paradójicamente, no quiere que llueva en Puerto Colombia.
Con la rodilla derecha lesionada, apoyándose en un bastón metálico, la mujer mira angustiada hacia el hueco que se tragó la mayor parte del gavión construido para intentar contener el deslizamiento del terreno donde Fondo Adaptación, inexplicablemente, contrató el 29 de marzo de 2017 la construcción de 105 casas para las familias que en 2010 perdieron sus viviendas por el peor invierno que ha afectado a Colombia por el Fenómeno de La Niña.
“Se me está cayendo mi casa, no quiero sufrir más”, repite sin cesar.
La siniestrada contratación, denunciada por la congresista Martha Villalba, es otro proyecto fallido en el departamento del Atlántico de Fondo Adaptación y Comfenalco Valle, caja de compensación que, sin experiencia en construcciones, subcontrató las obras. En Puerto Colombia lo hizo con el Consorcio Altos de Girasol, representada por Luis Emilio Dajud, por $4.589 millones. La interventoría por $191 millones está cargo de Hernando Londoño.
En el terreno es como si hubiera habido un terremoto.
El deslizamiento en Altos de Girasol ya destruyó o averió 10 casas. De estas, dos quedaron enterradas por la remoción en masa de tierra y agua en el invierno del año pasado. Tres más están agrietadas y otras dos, las que les fueron asignadas a Nubia Hernández y María Machacón, madres cabeza de familia damnificadas hace 10 años, quedaron sin cimientos.
Las dos viviendas están en el aire y sus patios quedaron convertidos en un enorme y peligroso hueco. Las paredillas y los bloques se partieron como si fueran galletas.
Aida Luz Pérez recuerda que ella y sus hijos, así como sus vecinos ancianos, el señor Rito y su esposa, estuvieron a punto de morir atrapados por el deslizamiento y los peñascos que se desprendieron del gavión.
Ante el peligro, el alcalde de Puerto Colombia, Wilman Vargas, durante la reportería de Emisora Atlántico y Zona Cero.com, ordenó evaluar lo que puede suceder en la parte baja de la ladera, donde hay casas que, como la de Aida Luz, quedarían sepultadas si en invierno hay más deslizamientos.
¿Por qué en 2013 el alcalde Carlos Altahona hizo aprobar el cambio del uso de suelo para permitir que allí construyeran pese a la inestabilidad del terreno? ¿Por qué Fondo Adaptación firmó el contrato en 2017 sin estudio de suelo y sin servicio de agua?
Por el riesgo existente, el secretario de Planeación, Mauro Suárez, advierte que es muy probable que en Altos de Girasol haya “un efecto dominó durante las próximas lluvias”. De ser así, otras casas serán arrasadas.
“La desidia, inoperancia e incumplimiento” que denuncia la congresista Marta Villalba en este contrato, similar a los de Nuevo Manatí y Urbanización La Arenosa, en los municipios de Manatí y Santo Tomás, respectivamente, es resumida por Fondo de Adaptación con una escueta información en su página web.
Sobre las 105 casas de Altos de Girasol dice que ninguna ha sido entregada, que en enero de este año acordaron un modelo de “acta de liquidación parcial” y que programaron, para el 4 de febrero, una mesa de trabajo para “definir y aclarar” los listados que presentó el operador zonal para emitir la asignación de las familias afectadas.
Sin embargo, las viviendas terminadas, aunque no entregadas, están ocupadas y quienes las viven son revictimizados por la deficiente construcción de las casas; porque no hay agua potable, que la reciben cuando se la lleva el Cuerpo de Bomberos, y por la angustia que sufren debido a la destrucción producto de la inestabilidad del terreno.